En mi día a día una de mis batallas prioritarias es la lucha contra la pasividad.
Mi mente casi siempre está activa, a veces demasiado…, pero no consigo devolver a mi cuerpo las ganas de moverse. Sigo con la esperanza de que esto algún día llegue a pasar, pero a día de hoy -12 años después- tengo que seguir buscando o inventando algo externo que haga que me levante, me mueva y mi cuerpo se tonifique.
Siempre me río diciendo que lo primero que haría si me tocara la lotería sería contratar un entrenador personal que viniera a buscarme a diario, a proponer el ejercicio y sobre todo a acompañarme mientras lo hago. Y lo digo totalmente en serio. Si tuviera dinero lo haría porque la tendencia a la pasividad es demasiado grande. Siempre tengo grandes proyectos mentales en cuanto al ejercicio, que muchas veces se quedan solo en la teoría. En el último momento la apatía vence en muchas ocasiones, si no tengo una actividad con un horario y un sitio concretos. Aún así el peso grande de la pasividad hace que anule en ocasiones la actividad.
Además si cualquiera de mis otras limitaciones aparece, como el cansancio que es mi limitación más estable o las lesiones físicas que están en fase aguda, me cuesta aún más ponerme en marcha. Pero quiero cumplir con los mínimos de media hora al día haciendo algo un poco intenso. Sé que la actividad física diaria es un hábito saludable importante para cualquier persona y con más razón para las personas con DCA, que en muchos casos aumenta el sedentarismo por las distintas secuelas. Cada uno a su ritmo y dentro de sus posibilidades, caminando, nadando, o con actividades deportivas específicas para DCA.
Me encantaría escuchar experiencias o trucos que utilizáis, porque sé que esto no me ocurre solo a mí.
8 comentarios en «La lucha contra la pasividad»
Yo pienso que salir de la pasividad y recuperar un nivel ajustado de actividad es un proceso lento y gradual que en cada persona se da en un tiempo variable. Cada uno tenemos que ir adaptándolo a como nos sintamos y asociarlo a pequeñas metas.
Después de los cambios en nuestro organismo, del cambio de rutinas y la falta de actividad durante la hospitalización, etc., es muy normal esa pasividad. Tenemos que desaprender para aprender hábitos saludables y estos hábitos hay que entrenarlos.
Algunas cosas que pueden ayudar son:
– Comprometerse a hacer una actividad con alguien o con un grupo. Esto ayuda a mantener la constancia a partir de los hábitos de los demás, de los “sentimientos de pertenencia, valores”.
– Planificar la actividad en el momento del día en el que nos encontramos más animados y despejados (al principio del día, al final del día cuando luego ya no vamos a hacer ninguna actividad,….).
– También asociar la actividad física a algo que nos reconforte, tratar de “remotivarnos” a partir de nuestros intereses.
– Apoyarnos en nuestro entorno, en las personas que nos rodean (familia, amigos, profesores, etc.).
Comparto los trucos que me ayudaron a mí a normalizar mi actividad:
En mi caso en los primeros momentos después del alta, mi tolerancia, tanto a la actividad física como mental, era pequeña.
No era capaz de leer más de dos renglones de un libro. Un enorme agotamiento me hacía tener que tumbarme en la cama, dejar de leer y no volver a leer nada más el resto del día. Era como si hubiera hecho una maratón. Pero el objetivo de poder reincorporarme a un curso que estaba haciendo en la universidad y estudiar para presentarme a los exámenes de la escuela de idiomas me impulsaron y me ayudaron a reorganizarme. Ese verano leía o estudiaba 10 minutos (si podía) todas las mañanas temprano, luego bajaba a la playa con mi familia y no volvía a leer en todo el día.
Respecto a recuperar mi actividad física tuve un poco más de suerte. Antes de las operaciones ya tenía el hábito de salir a correr unos 45 minutos por las mañanas los fines de semana y, después de salir del hospital, correr era mi mejor tratamiento. Cuando mi cabeza todavía era como una “lavadora” (me daba vueltas y dolía) salir al Retiro y correr o andar 5-10 minutos era lo que me hacía recuperarme y tener la cabeza más despejada durante el resto del día. Solo hacía ejercicio durante esos 5-10 minutos porque si hacía más tiempo el efecto era el contrario y aumentaba mi dolor de cabeza.
Sentir esa mejoría me “enganchó”, me ayudó a mantener la actividad y a normalizar mis rutinas…..(aunque tardé cerca de un año en volver a aguantar 45-60 minutos de actividad).
Actualmente, aunque han pasado 12 años, sigo utilizando las mismas técnicas. Las actividades que me exigen más concentración las hago a primera hora de la mañana, aunque me suponga madrugar un poco más de lo habitual. Sé que a partir de las 19:00 mi rendimiento y mi pasividad vuelven a aparecer y voy a tener que parar.
Este esfuerzo me permite llevar una vida totalmente normalizada…… espero que os haya podido aportar alguna idea, a mí estos trucos aún me sirven!
María
Muchísimas gracias María por compartir tus trucos. Creo que es justo lo que necesitamos. Escuchar las herramientas que usan los demás nos da pistas y nos ayuda a ajustar las nuestras propias. Es clave como tú has hecho marcarse objetivos muy pequeños pero realistas. A veces parece que no avanzas casi, pero después de un tiempo puedes ver todo lo que has progresado.
Yo también 12 años después sigo utilizando mis estrategias, cada vez más interiorizadas. Invito a tod@s a compartir las vuestras y así enriquecernos mutuamente.
Buenas. Mi pareja tuvo un accidente hace menos de dos años y bueno, como por desgracia bien sabéis, esto es muy duro para vosotros y para las familias. Necesito consejo xfavor. Los últimos meses me estoy dando cuenta que la pasividad y falta de iniciativa son un problema mucho mayor del que ya intuía. No hay manera de que siga una agenda por sencilla que parezca. Él se queja de que las actividades planificadas son una estupidez pero yo creo que lo hace porque no es capaz de llevarlas a cabo.Tampoco es capaz de hacer deporte con regularidad. Me gustaría que me aconsejárais sobre cómo actuar como pareja ( no se si forzar o no la situación porque después nos afectan mucho sus cambios de humor). También me gustaría que me aconsejárais sobre centros médicos que puedan ayudarnos. Espero vuestras noticias. Serían de gran ayuda.
Ya lo he recibido y he leído hasta la página 70 . El prólogo me ha gustado mucho. Yo no tengo pasividad como te pasa a ti y no me canso. Soy muy activa pero mi daño cerebral me impide hacer lo que a mi siempre me ha gustado mi trabajo. Vivo en un pueblo de la provincia de Jaén y aquí no tienes neurosipcologo durante 1 año y medio estuve yendo a Sevilla capital a una clínica privada donde si me trato un neurosipcologo. Lo que me ha producido la encefalitis herpetica ha sido una prosopagnosia y según me han dicho los neurologos que esto es incurable y tambien me ha afectado al paladar no disfrutando cuando como y a veces le guiso a la familia y no como por no detectar el sabor. También uso muchos almanaques y notas para saber que tengo que hacer cada día y como distraerme. Voy a natación libre dos veces a la semana y ando mucho porque sino me tiro todo el día en el sofá comiéndome el coco. No voy a cursos de natacion o grupo por el agobio que me supone no reconocer a la gente y a veces la gente se enfada si le digo que no me acuerdo quien es.
Conoces a alguien que trate la prosopagnosia y me puede ayudar ayudar.
Yo había hecho ejercicio todo el tiempo; gimnasia, tenis, mantenimiento, montaña… Después de mi accidente he intentado pilates, yoga, mantenimiento, caminatas… de momento lo he dejado. No es que no tenga voluntad, que si la tengo. Antes no me concebía sin ejercicio habitual, pero no se cómo hacerlo, si tengo 3 unidades de energía y gasto las 3 en gimnasia (en una compra, una salida o un paseo ya me quedo a cero) necesitaría la cama más rato. Si acabo las pilas y fuerzo aparece el puente a una cadena de errores y a sentirme peor. Estuve con biodanza y cuando los demás salían eufóricos, yo solo sentía malestar y ganas de llorar. De forma que lo dejo en subir escaleras con apoyo, paseos según me encuentre y ya está . Además el ejercicio aumenta mi dolor de cabeza y mi inestabilidad. Cuando algunos médicos me aconsejan realizar ejercicio, me gustaría que me vieran en qué condiciones tomo un taxi o como llego a la cama tras un tiempo nada largo de actividad. No entiendo mi cuerpo de ahora, si sé que funciona diferente y muchas veces me deja perpleja.
Sería muy bueno para mi ir a un gimnasio, pero la hemiplegia no lo permite, en vez de eso, doy vueltas con bastón alrededor de la casa y hago sentadillas en la misma silla de ruedas es lo que puedo hacer por ahora, espero con ansias que llegue el día que sí pueda moverme en forma consciente, verebro y movimiento, sería genial, ya vendrá, me conformo yo misma, pero junto con eso viene la frustación,buaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Hola Aurora, yo tengo graves problemas con la Pasividad y ello me conlleva a tener problemas con mi marido. Yo llevo una agenda siempre encima , requisito imprescindible que nos imponen en el Hospital para DCA, que acudo todas las mañanas. Todos los días debo apuntar todo lo que voy hacer al día siguiente. Y ya levantarme para ir al Hospital a las 6 de la mañana, es toda una pesadilla, aunque es el lugar, donde me ayudan con mis problemas, Cognitivos /emocionales, que según el Hospital, van juntos. Hay que trabajar mucho lo cognitivo y lo emocional irá mejor, me dicen….Hay días que todos los planes que tengo, los hago y otros días que no hago nada, me puede mi pasividad, el cansancio…..Yo creo que reside en que cada uno conozca sus límites y no se imponga más tareas, de las que puede realizar, porque esto te lleva a sentirte mal y a sentir impotencia. TENEMOS QUE CONOCER NUESTROS LÍMITES. Esto nos lo repiten constantemente en el Hospital.
Hola, como en otras ocasiones coincido en muchas cosas contigo con Aurora, en este caso «mi mente casi siempre está activa, a veces demasiado». Sin embargo las ganas de moverme, las tengo de manera habitual, no necesito el consejo de mi madre «si no tienes ganas, las ganas se hacen», consejo que puede ser util para otros. Mi experiencia en cuanto a actividades físicas es muy positiva y la cuento:
Yo antes de, nunca hice metódicamente actividad física, no obstante hacía irregularmente y sin método actividades que me gustaban mucho: nadar en mar y rios para ver peces, no en piscinas. Andar mucho por el monte para disfrutar de paisajes, animales, vegetación, piedras. Como geólogo y profe de Ciencias Naturales siempre quise aficionar a mis alumnos a aprender y disfrutar del campo y les llevaba con frecuencia. Por todo esto así como otra aficiones como esquiar, cazar, pesca submarina… me mantenía físicamente bién.
Cuando me dieron de alta, hace doce años, me recomendaron que metódicamente hiciera ejercicio, así lo hice y con tan buen resultado que continuo haciéndolo y lo disfruto mucho. Voy a gimnasia de mantenimiento y estoy encantado por que es una rutina de una hora los lunes, miércoles y viernes. Me anima hacerlo en grupo, somos unos 20 chicos y chicas. Profesora maravillosa: nunca ha habido dos clases iguales y en cada clase se mueven casi todos los músculos. El lugar es un polideportivo municipal bueno y barato. Por ello recomiendo este tipo de actividad tanto a personas que hayan padecido DCA , como a cualquier otra persona que quiera conservarse saludablemente,