EL DAÑO CEREBRAL INVISIBLE. Un libro necesario. (Pedro Cuadrado. Psiquiatra, Jefe del Servicio de Salud Mental Vallecas Villa).
Aurora Lassaletta, psicóloga clínica y afectada, ha conseguido con su libro El Daño Cerebral Invisible, en poco más de cien páginas, aunar en uno solo: un libro en Primera Persona, un libro de Autoayuda y un libro Técnico, reclamándose los unos a los otros sin que ninguno de los tres se resienta.
Como libro en Primera Persona, es un testimonio sincero, pormenorizado y atento de lo que supone un acontecimiento vital traumático, y la irrupción brusca de limitaciones físicas y psíquicas severas, en una vida adulta organizada y con un alto nivel de funcionamiento. Lo que supone convertirse en otro, un desandar lo andado y el cuestionamiento de nuestra identidad, confrontada con un mundo que le es ajeno, pero al que está obligada a mirarle constantemente a los ojos ante las demandas perentorias, con derechos adquiridos, de los otros (familia, amigos, conocidos) que siguen siendo los mismos, que no pueden dejar de ser los mismos. Tras la convalecencia aguda, y la vuelta a casa, relata el encuentro con las demandas de los demás como si no hubiese pasado nada y el descubrimiento paulatino de las perdidas: las dificultades, casi siempre insalvables, para seguir el ritmo de su marido, para cubrir las necesidades de sus hijos, para recuperar su papel como madre, como pareja, como hija, como hermana, como amiga, como profesional cualificada. Y las emociones que acompañan a estas vivencias: perplejidad, frustración, ira, angustia, tristeza. Y también está, casi en igual proporción, la búsqueda ansiosa de explicaciones a ese no poder ser el que uno era, y el tantear soluciones y la alegría de encontrarlas. Y al final del proceso, la renuncia: la aceptación de capacidades y de límites. Y también, claro, esa búsqueda de aceptación, de reconocimiento del mismo y del otro en el que uno se ha convertido.
Siendo, en su origen, un libro de ayuda personal, un diario que fija situaciones y les da sentido, su gran aceptación entre otros afectados por procesos similares indica que ha sabido conectar con lo común, convirtiéndose, sin pretenderlo, en un gran libro de Autoayuda. Como tal, ofrece una narrativa muy creíble, con descripciones detalladas de las manifestaciones con las que se pueden encontrar todas las personas que sufren un daño cerebral sobrevenido, que ofrece soluciones y, sobre todo, transmite esperanza. Es, además de para los afectad, mucho más útil, si cabe, para sus familiares y allegados a los que les enseña donde mirar, a qué dar importancia y a qué no, como renunciar, y como aceptar a la nueva persona que convive con ellos.
Como libro técnico, hace un recorrido por los distintos síntomas del daño cerebral sobrevenido como cualquier manual sobre el tema (cognitivos, conductuales, emocionales y físicos); pero tiene dos valores añadidos, por un lado, el hacer hincapié en los elementos nucleares: el cansancio, la lentitud, las limitaciones en la capacidad de procesamiento y desempeño de funciones ejecutivas, y el síndrome apático. Y, por otro lado, tiene la virtud de ponerle cara a los síntomas a través de ejemplos precisos y muy bien seleccionados, convirtiendo la última parte del libro en una sucesión de microviñetas clínicas que consiguen transmitir muy bien a que nos enfrentamos los clínicos cuando tenemos delante pacientes, no solo de daño cerebral adquirido, sino también de procesos psiquiátricos que se prolongan en el tiempo, y donde la sintomatología se incorpora a la vida de las personas confiriéndolas otra manera de estar y de enfrentarse a la misma.